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Reportaje: Vendedores Ambulantes. Por César Camacho


Ir a Salinas, cuando se piensa en eso, normalmente llega a la mente playa, sol, amigos,  un rico bollo, un sabroso pastel o una empanada bien despachada. Pero… ¿en algún momento alguien piensa en las personas que venden estos productos? Este reportaje permitirá analizar cómo es la vida de los vendedores ambulantes de Salinas, como estos logran tener una estabilidad económica cuando no están en temporada. Antes de continuar, es importante recalcar él significado de que es un vendedor ambulante. Según la página web “Mujeres en Empleo Informal: Globalizando y Organizando” el término vendedor ambulante significa “un componente integral de las economías urbanas alrededor del mundo. Como distribuidores de mercancías y servicios asequibles, estos trabajadores proporcionan a los consumidores opciones convenientes y accesibles de comercio minorista y forman una parte vital de la vida económica y social de una ciudad.” 

Muchas veces se menosprecia al vendedor ambulante debido a los prejuicios que han establecido sobre ellos, como por ejemplo, se cree que estos son ladrones y malas personas, y por esto no siempre las personas se le acerca para comprar algo de lo que éste vende, al hacer esto no se tiene en cuenta que son ellos mismos la principal fuente de ingresos de ellos. Pero la verdad es que no son para nada ni mala personas ni mal intencionadas, obviamente en todos lados hay individuos de todo tipo y en el área de vendedores ambulantes hay mucha gente de buen corazón. Un ejemplo de esto es Oscar Darío, él es un colombo-venezolano, es esposo y padre de familia y se levanta todos los días de madrugada para comprar la harina en el mercado de Libertad para preparar y vender churros con chocolate o manjar y algodones de azúcar, este se encuentra en la playa Chipipe de Salinas. Él indica que gana aproximadamente 80 dólares en una semana en temporada de playa como lo es carnaval o fin de año, pero cuando no son estas épocas, llega a ganar tan solo 30 dólares e incluso dijo “Toca trabajar de lunes a lunes, porque como somos extranjeros nos toca trabajar todos los días para pagar la pieza, arrienda, luz, agua.” 📷

Pero Oscar no es él único así. En la misma playa, Chipipe, se encuentra Manuel “El Salteño” Solano, él es un veterano residente de Santa Elena el cual, todos los días sale a vender empanadas salteñas a toda la playa, él lleva casi 40 años haciendo lo mismo y no hay persona más orgullosa y feliz que él. Manuel gana aproximadamente 120 dólares cuando es temporada pero cuando no, gana 4 veces menos, y ¿cómo hace para sobrevivir?, él ahorra de todo, desde él agua hasta a veces trata de no prender las luces por horas. 

Así hay muchos más casos, como Juan Andrés, este alquila carpas en la playa de Chipipe a 10 dólares, él normalmente en temporada gana 150 dólares con una clientela de más o menos 44 personas, pero en los meses que hay menos demanda alquila unas 4 o 5 carpas. También el artesano Stalin Choest, él cual tiene una pastelería familiar y dijo “Tenemos que sobrevivir esperando la temporada.” O si por otro lado se analiza cómo es la venta en un restaurante de carnes, Francisco Camacho, indicó que tiene que recortar personal cuando la demanda no es grande, debido a que no puede pagarles a todos. Él en un buen fin de semana gana alrededor de 600 dólares pero 200 dólares cuando no tiene la clientela que normalmente tendría. 📷

Para concluir, según el diario El Comercio, los subempleados ganan aproximadamente USD 151,73 al mes de acuerdo a un estudio del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC). Esta cifra se asimila bastante a la que los anteriores vendedores ambulantes mencionados previamente. La situación de los subempleados no es la más fácil, así que los prejuicios deben quedar a un lado, y que se haga una reflexión para que la próxima vez las cosas sean diferentes. 

 
 
 

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