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Buenas obras, bienestar ciudadano

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El desarrollo social es uno de los aspectos más importantes evidenciados en nuestra sociedad, ya que al asegurarlo se logran progresos económicos, políticos e inclusive ambientales. De hecho, la convivencia y el crecimiento en la ciudadanía dependen principalmente del entorno en el que evolucionamos. 


De manera que, la mala distribución de obras en los territorios ha llegado a beneficiar a ciertas ciudades, mientras los pueblos quedan olvidados, sin recursos básicos ni construcciones eficientes. Realidades que la ciudadanía prefiere no reconocer. 


Por ello, es necesario entender que hay carreras como la ingeniería civil, que significan más que un título, un buen sueldo o mera aceptación profesional. Se debe interiorizar que se logran grandes cambios con las obras públicas y privadas. 


Pero la ausencia de muchas de ellas ha causado un deterioro y menos importancia a estos sectores, hasta el punto de crear ambientes inseguros y poco habitables. 

Ejemplos claros en Guayaquil son el Suburbio y Monte Sinaí. Lamentablemente, las organizaciones políticas les dan poca relevancia a estos barrios porque les parece mejor renovar las regiones más grandes y visitadas de la ciudad, dejando a un lado a aquellos que verdaderamente necesitan de sus servicios. 


Por consiguiente, si esta situación se quiere resolver a nivel profesional, la ingeniería civil es fundamental, porque da la oportunidad no solo de construir puentes, edificios, arreglar calles o proporcionar agua potable, esta es la responsable de la planificación, el orden e interés de los ciudadanos en su país, brindando esperanza en una sociedad estéticamente y económicamente perdida.

Una verdadera manera para generar un cambio positivo en la comunidad. Pero, ¿cómo confiar en que la ingeniería civil es capaz de ejercer uno de los primeros pasos para transformar la situación actual? 

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Para ello, traemos el testimonio de Ángela Chiquito, una señora trabajadora de sesenta años, que actualmente habita en la Cooperativa Sergio Toral 2. 


Ella nos relata la necesidad de su comunidad en torno a  la oportunidad de poseer obras públicas, ya que la ausencia de las mismas ha afectado las calles. Al igual que las casas que llevan años sin mantenimiento y están en malas condiciones, arriesgando la seguridad de los vecinos, niños y animales. 

Al fin y al cabo, solo los que tienen los recursos son capaces de mejorar sus condiciones de vida. Además, de que la señora Ángela dicta lo urgente que es el poder acceder a redes de agua potable. 

“Nosotros necesitamos, por lo que no tenemos. Solo estamos comprando en tanqueros, no es lo mismo como tener directamente agua potable” (Chiquito, 2022).

En definitiva, no necesitamos ser políticos para ejercer un cambio, debido a que, con la carrera que nos relacionemos podemos innovar, traer nuevas propuestas, y ayudar a la población. 

     

Es por ello que la ingeniería civil se encarga de resolver los problemas comunitarios y la vida de los individuos tanto en calidad como facilidad. Empleando años de estudios en ámbitos mecánicos, matemáticos, físicos e hidráulicos, que se vuelven conocimientos compartidos y brindados a la sociedad. 


Es más, es por esta razón que no relacionar el control de infraestructuras y de calles con la poca convivencia y la gran inseguridad en el vecindario, es erróneo. Si no existe en el entorno calidad de vida, es muy fácil para la gente sin educación y valores asentarse. Un ejemplo, es el ladrón, el narcotraficante, el fumador, el drogadicto o el secuestrador. 


Si nadie se preocupa por el ambiente estético, tampoco se interesará en las circunstancias por las que atraviesa aquella comunidad. 


Casos en los que lamentablemente se ven envueltos no solo gente adulta, sino que también hay niños. 1 de cada 2 infantes en el país no tiene un fácil acceso a agua y saneamiento. Por otro lado, en el caso de Ecuador, el 70% cuenta con agua limpia mientras que el otro 30% corre el riesgo de ingerir agua contaminada con residuos fecales. 


Una situación que es ignorada por las entidades políticas por ser “minoría”. 

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El desinterés político es un grave obstáculo en el desenvolvimiento del ingeniero civil, porque muchos manejan las obras con el apoyo de los gobiernos al mando. Es por esto, que no solo se trata de incentivar a los futuros ingenieros sino también al resto de la población, para que no tenga miedo a pedir lo que necesita y a luchar por el mundo que todos soñamos.

Para hablar al respecto se presentan las perspectivas de dos expertos especializados en el área: 

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La ingeniera civil Rose Marie Ballesteros, actualmente trabaja en Emapag EP (Empresa Municipal de agua potable y alcantarillado de Guayaquil), como coordinadora técnica. Su especialización se enfoca en la ingeniería sanitaria.


Ella ha participado en el Proyecto de PTAR Merinos y PTAR Las Esclusas, conexiones intradomiciliarias que tienen su fecha de inicio desde el 2015 hasta el 2026, con un presupuesto de alrededor de 500 millones de dólares con financiamiento del Banco Mundial y Banco Europeo.


Las obras más importantes son La PTAR las Esclusas, que es una planta de tratamiento de aguas residuales y La PTAR las Merinos con la misma función. Esta promete dar servicio a 2.6 millones de beneficiarios, protegiendo la importancia de la eficiencia ambiental y sanitaria. 

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Una clara demostración de la participación que podemos ejercer para mejorar la calidad de vida. 

     

Ella nos cuenta que la ingeniería civil es la carrera más directamente relacionada con el desarrollo de la humanidad porque se encarga de obras para el pueblo, como las redes de agua que brindan agua potable, la pavimentación de calles, etc. 


“La ingeniería civil tiene un impacto muy fuerte y muy positivo sobre el desarrollo de las comunidades” (Ballesteros, 2023).


Por otro lado, esta especialidad mantiene un gran papel en la convivencia que existe en nuestra sociedad, considerando que si la gente vive en entornos limpios y creativos, se preocupa por interactuar. 

     

Es así que Rose Marie menciona que la profesión, al generar obras, sí beneficia en la interacción. Por ejemplo, cuando se les hace una cancha deportiva a una comunidad, esta pequeña acción ya está provocando intereses y luego coexistencia. 


Inclusive, una experiencia que la ingeniera trae a acotación es una de sus primeras obras en el cerro Jordán por la Perimetral y la Francisco Orellana, donde los civiles eran de escasos recursos y no contaban con agua potable ni alcantarillado sanitario. Esos aspectos les proporcionaron y facilitaron el día a día. 


Por tanto, preocuparnos por el cimiento de nuestras ciudades no es algo meramente estético, sino que busca la seguridad, disfrute, vida futura, y tolerancia entre los ciudadanos. 


Para finalizar, se introduce a Nelson Bonoso, ingeniero civil, quien actualmente trabaja en AMAT CONSTRUC. Él genera un mayor énfasis en el impacto de la carrera y sus funciones. 


Nos describe que la profesión aporta en el crecimiento de ciudades y comunidades sostenibles gracias a su búsqueda de mejores opciones, que se relacionan con el cuidado del medio ambiente, generando un desarrollo mayor de materiales que contribuyan en el proceso, ya sea en las viviendas, estructuras viales, utilización hídrica como fuente de energía limpia. 


Grandes contribuciones de la ingeniería en la sociedad actual. 


Preocupaciones que pocas áreas se esfuerzan en resolver. 


En definitiva, en el Ecuador existen más de 18.000 ingenieros civiles ya graduados recientemente. Sin embargo, hubo una tarifa de tan solo $357 millones en el 2022, para las obras públicas en el país, lo cual permite el desarrollo de 90 proyectos. 


Por lo que es posible apreciar que hay muchos profesionales que lastimosamente no pueden ser parte ni colaborar en dichas ideas. 


Consecuentemente, hay que incentivar la mano de obra en lugares que verdaderamente lo requieren, y eliminar nuestra realidad insegura y poco productiva, con el fin de convivir en armonía y en buenos ambientes. Recordemos que: 


"Los científicos estudian el mundo como es, los ingenieros crean al mundo que nunca ha existido” (Theodore von Kármán, s.f). 

Redactado por Clara Belén Cortez Ballesteros

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